La enseñanza online,
mejor que la tradicional.

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Es un tema sobre el que he escrito mucho basándome en mi propia experiencia
como profesor: a determinados niveles y con metodología adecuada,
la enseñanza online puede no solo dejar de ser considerada un sustituto
barato de la tradicional, sino que puede ofrecer resultados
claramente mejores que los de ésta.

En mi caso, la evidencia empezó a acumularse muy poco tiempo después de
iniciar los primeros cursos online en el formato denominado blended:
obviamente, los resultados pueden ser diferentes para otro tipo de público,
pero trabajando con directivos con experiencia, los cursos online ofrecían
una experiencia de aprendizaje notablemente superior a los tradicionales
impartidos en clase. Sin ánimo de pretender hacer un folleto de estos cursos,
que no me dedico a eso, la sensación era como la de “un curso con esteroides”,
como “multiplicar el tiempo”: las discusiones eran notablemente más profundas,
los objetivos de aprendizaje se cubrían antes y en mayor medida, y la participación
se gestionaba de una forma claramente superior (mientras en clase un alumno solo
puede participar escasos minutos y no todos pueden tener la oportunidad
de hacerlo, en online disfrutaban de todo el tiempo de exposición que
deseasen y su participación mejoraba al incorporar el paso
de la escritura).
A poco tiempo de empezar, allá por el año 2000, muchos profesores
en IE Business School nos empezamos a dar cuenta de que la enseñanza
en esos formatos era la mejor manera de prepararse para la
tradicional: una discusión de cualquier caso, incluso los escritos por
uno mismo, en una clase online te permitía encontrarte mucho mejor
preparado para la discusión de ese mismo caso en un entorno
presencial tradicional.

La cosa riza ya el rizo completamente cuando compruebas que los
grupos de enseñanza online no se limitan simplemente a ser más
eficientes en su experiencia de aprendizaje, sino que además alcanzan
una satisfacción media superior, no solo en cuanto a la calidad
de la enseñanza, sino también en su interacción como
estudiantes.
Los grupos tienen, aunque parezca profundamente paradójico,
un nivel de cohesión y un sentimiento de pertenencia mayor,
se llevan mejor y son “más amigos” que en un grupo convencional
presencial, debido a que la naturaleza de la experiencia online
resulta cada día más inmersiva: los miembros de un grupo
determinado, perfiles profesionales que por la naturaleza de su
trabajo no suelen pasar demasiado tiempo alejados de un
ordenador, están permanentemente conectados a través de
mensajería instantánea, Skype y herramientas
similares, y se sienten prácticamente como si “vivieran juntos”,
con la sensación de que “no desconectan”.
Muchas de estas experiencias aparecen recogidas de
primera mano en el blog que varios alumnos y ex-alumnos
de estos programas mantienen en IE Business School.

La idea de que la enseñanza online puede, a determinados
niveles, superar en calidad a la tradicional resulta sumamente
provocativa.
Para instituciones como la nuestra, la evidencia lleva ahí mucho
tiempo – los masters online son más caros y exclusivos que
los presenciales – pero para el mercado, se trata de un
estereotipo difícil de eliminar: durante muchos años, la “enseñanza
a distancia” era considerada un sustituto de baja calidad
para aquellos que no podían, por la razón que fueran, acceder
a la enseñanza tradicional.
Mi experiencia con los master online es que mis alumnos suelen
ser un conjunto interesantísimo de experiencias personales que,
aunque cada día más habituales, no son la norma: personas que
nacieron en un país o continente, crecieron en otro, y trabajan
en otro distinto, con los viajes como parte habitual de su
rutina.
Por el momento, el alumno “convencional”,
el que pasa una media del 85% de su tiempo en un círculo
de unos veinticinco kilómetros alrededor de su casa y su trabajo,
sigue manifestando una preferencia por la enseñanza tradicional
presencial (aunque ésta se vaya suplementando cada vez más
con un mayor componente de online, gracias sobre todo
a la calidad de la experiencia progresivamente acumulada
por los profesores).
Esto, sin embargo, no ha sido obstáculo para que, a día de hoy,
la facturación de una institución como IE Business School
provenga ya en un porcentaje bastante significativo de
actividades que se desarrollan en la red.

Ahora, un estudio publicado por el US Department of Education
(pdf, 818 KB.) pone sobre un papel lo que muchos que llevamos
años metidos en este tipo de cursos ya percibíamos:
que los resultados de este tipo de metodologías desde el punto
de vista de vista del aprendizaje son netamente superiores a los
de la enseñanza tradicional.
Por supuesto, las conclusiones no aplican a todos los niveles de
enseñanza ni a todas las metodologías – el estudio menciona
especialmente la metodología blended, que combina períodos
presenciales breves con otros más prolongados en la red – pero sí
permiten avanzar hipótesis de futuro hacia una popularización
progresiva de este tipo de esquemas.

Fuente: http://www.enriquedans.com